"Antes de venir a vivir a Gavà mi
vida se desarrolló por completo en Zaragoza. Vivía muy cerca de la Basílica del
Pilar, por lo tanto muy cerca del río Ebro. Desde muy pequeño me acostumbré a
ver cada año grandes riadas, que en la parte derecha, donde yo vivía, no
creaban ningún problema, ya que estaba protegida con grandes “pretiles”,
evitando que el agua entrara al núcleo de la capital. Por el contrario en la
parte izquierda, el llamado “Arrabal”, al estar abierto a los campos, el agua
se expandía por este barrio varios kilómetros,
casi hasta la Academia Militar. En estas riadas, habíamos visto bajar
por el río animales muertos, trocos de árbol, muebles etc. Todo esto era debido
a los grandes destrozos que ocasionaba el río en los pueblos que había desde Logroño
hasta Zaragoza.
Ya de mayor, por mi trabajo,
visitaba Valencia, y unos meses antes de la famosa riada de 1957 visité esta capital y creo que fue al mes
siguiente del desastre, cuando volví a
visitarla y realmente para mi fue un espectáculo dantesco, volver a ver aquel
barrio que yo frecuentaba. Cuento todo esto, para que veais que al parecer nada
me podía asustar sobre riadas e inundaciones, hasta que vine a vivir a Gavà. A
finales de 1961 vine a Gavà y muy
pronto entre a trabajar en los Talleres Centrales de Compañía Roca
Radiadores. Jamás ni en mis peores
pesadillas podía pensar que unos pequeños ríos, rieras, torrenteras etc. (que
la mayoría del tiempo estaban secos) podían llegar a hacer tantos desastres.
Primero ví los desastres del Vallés,
que superaba todo lo que había visto junto. En segundo lugar intentaré
acordarme de la riada e inundación de Gavà de 1962.
Creo que fue en el mes de noviembre.
Acabamos de entrar a trabajar y un poco más de las ocho de la mañana, empezó a
llover de una manera como en mi vida había visto. Creo que no llovía como es
normal, si no que era como si cayeran cubos de agua todos juntos. Enseguida la
Empresa puso en marcha las sirenas y empezaron a salir corriendo muchos
operarios. Tengo que decir que me asusté, aquello parecía la guerra y pronto me
explicaron que aquellos que salían corriendo, eran personas que vivían junto a
aquellas rieras que yo había visto secas.
Pensé, estos catalanes que
exagerados que son, pero pronto me di cuenta que la cosa no era para hacer
broma. El barrio de la Barceloneta que estaba pegado a la fábrica y que lo
separaba por una tapia de ladrillos, estaba completamente inundado con grave peligro para sus vecinos. Creo que
hubo intentos de evacuar el agua con bombas, pero los vecinos optaron por la
mejor solución para ellos, tiraron la tapia, entrando el agua en tromba
desparramándose por toda la
fábrica.Todo esto fue debido a la crecida de la riera de Sant Llorenç,
pero fueron varias rieras que, sin ser tan virulentas como esta, también
crearon serios problemas, sobre todo en los barrios donde se habían aposentado
emigrantes venidos de toda España, ya que algunos se quedaron sin la pobre
barraca donde vivían. Cuando salimos de trabajar es cuando vimos realmente el
destrozo que llegó a producir aquella
lluvia torrencial. Paredes derrumbadas, casas completamente inundadas etc,
castigando como siempre a los más humildes.
Pronto las autoridades se pusieron
manos a la obra. Se construyeron algunas casitas prefabricadas y la Compañía
Roca arregló la entrada de la riera a la fábrica (de paso solucionó el problema
de la Barceloneta), se empezaron a arreglar las riera , y Dios con su infinita
bondad no nos envío más lluvias como aquellas."